miércoles, 20 de agosto de 2014

Un niño, un profesor, un lápiz y un libro pueden cambiar el mundo

"Es un honor para mi hablar delante de tanta gente honorable después de tanto tiempo". Así ha comenzado la joven Malala Yousafzai su discurso en las Naciones Unidas en el día que cumple 16 años y que lleva su nombre.

Frente a un auditorio repleto y vistiendo un 'sari' que pertenecía a Benazir Bhutto, la joven ha dado en primer lugar las "gracias a Dios, para el que todos somos iguales y a la gente que ha deseado mi recuperación y mi nueva vida".


"Hermanos y hermanas, recordad que el día de Malala no es mi día, sino el de todas las mujeres y niños que han levantado su voz por sus derechos", ha dicho Malala. La adolescente paquistaní que fue herida de un disparo a manos de los talibán por defender la educación femenina, ha recordado que a las miles de personas heridas por los talibán: "Yo soy una de ellas. Hablo por aquellos cuyas voces no pueden ser oídas, por los que han luchado por sus derechos de vivir en paz, su derecho a la igualdad de oportunidades y su derecho ser educados".


"Queridos amigos, el día que me dispararon los talibán en la frente, a mí y a mis amigas, pensaron que la bala nos silenciaría, pero fallaron. Y aquella bala elevó cientos de voces". "A partir de ese día, la debilidad y el miedo murieron. El coraje había nacido", ha asegurado la joven y ha insistido en que es la misma Malala, "con las mismas ambiciones, esperanzas y sueños".

En un emotivo y contundente discurso, la paquistaní ha asegurado que quiere venganza para los terroristas: "Estoy aquí para hablar del derecho a la educación de todos los niños. Quiero que los hijos de los talibán sean educados. No le dispararía a mi agresor, aunque lo tuviera delante y una pistola en la mano. Esta compasión es herencia de Mandela y de Luther King. Esta es la filosofía de Gandhi y de la Madre Teresa. Y este es el perdón que aprendí de mi padre y de mi madre". La audiencia interrumpe a Malala para aplaudir por primera vez desde que ha comenzado su intervención, pero no será la única.


"El extremismo tiene miedo de los lápices y los libros y del poder de la voz de las mujeres, por eso las matan", ha afirmado y ha recordado que "es tiempo de levantar la voz para que los líderes políticos cambien sus estrategias de paz".


Malala ha garantizado que continuará el viaje emprendido hacia la paz y la educación: "Nadie nos podrá parar. Traeremos el cambio. Creemos en el poder y en la fuerza de las palabras, que pueden cambiar el mundo. Si queremos lograr todo esto, tenemos que atacar con el arma del conocimiento".


La joven ha hecho un llamamiento a la lucha global contra la falta de escolarización, porque "un niño, un profesor, un lápiz y un libro puede cambiar el mundo".